martes, 13 de agosto de 2013

La violencia vista desde dos tribunas


Ismael García Flores es socio de Tigre. Adrian Nicolás Ocampo, de Chicago. Ambos estuvieron aquella tarde en el Estadio República de Mataderos, donde los equipos de sus amores jugaban el partido correspondiente a la promoción por una plaza en Primera División. Pero aunque uno logró el preciado ascenso, lo que debió ser una fiesta se transformó en otro hecho más de violencia en el marco del fútbol.
Los dos hinchas, cada uno desde su perspectiva, hablaron con El Resultado y contaron cómo vivieron esa final.

                                                                                                    Foto: Diagonales 

Adrian todavía recuerda ese día como si hubiese sido ayer y cuenta: ¨Había pedido permiso en el trabajo para poder salir antes e ir a la cancha. Al llegar al estadio, algo que me llamó la atención mientras hacia la fila para ingresar a la popular fue la escasa concurrencia de niños acompañados por sus padres. Miraba a mí alrededor y daba la sensación de que se respiraba un clima de guerra, la famosa calma que antecede al huracán¨ y continúa: ¨ Una vez que ingresé al estadio, por cábala, me ubiqué al costado derecho de la tribuna República de Mataderos. De a poco, la tribuna de Tigre se iba colmando y el clima del partido comenzaba a ponerse caliente con los canticos de una hinchada hacia la otra¨. También contó que el comienzo del encuentro lo vivió con muchos nervios y recordó que sintió como un mazazo el primer gol que marcó Diego Castaño para la visita y en el complemento el tanto tempranero de Martín Galmarini terminó de desatar un mar de lágrimas en él. Pese al descuento de Federico Higuaín minutos más tarde, la historia igualmente parecía decretada.
Hasta acá el hincha del Torito hizo un relato del partido y lo que se vivió dentro del campo de juego pero luego empezó a contar qué pasó del otro lado del alambrado y dijo: ¨ No entendía por qué, pero de a poco, la gente comenzaba a guardar todas las banderas, hasta que en un abrir y cerrar de ojos, las tribunas quedaron completamente sin nada, sólo la gente, algo raro en las canchas de fútbol de la Argentina. Hasta que en el centro de la tribuna Republica de Mataderos vi el primer tumulto, una manada de gente comenzó a romper el alambrado mientras que otros trepaban para ingresar al campo de juego, todo esto frente a la atónita mirada de los policías. Hasta que en un momento la situación se desbordó y se hizo incontrolable¨.
Además relata que dentro de la cancha había gente que golpeaba a algunos policías y  todo tipo de desmanes.  Cuenta que veía gente corriendo hacia la tribuna visitante, con el afán de romper el alambrado e ingresar a la tribuna de Tigre y que otros salían del estadio a buscar a los hincha del club de Victoria y concluye: ¨ El resto lo vi cuando llegué a mi casa, por televisión. Un hincha muerto, una guerra en las calles de Mataderos, un micro de Tigre incendiado, varios autos con los vidrios rotos en las adyacencias del estadio y una batalla campal en la General Paz¨.
Ismael, hincha del Matador, también se remonta a esa tarde de junio de 2007 y cuenta cómo se vivía en la tribuna de enfrente y dice: ¨No se sabía si iba a haber lío. Pero se sentía. Lo pasamos por alto por la felicidad de poder lograr el ascenso y porque el equipo ya había demostrado estar a la altura de tal circunstancia. Era histórico¨ y agrega: ¨ Había más gente de la que debía, no recuerdo si se vendían 5 mil entradas. Pero había casi el doble de gente. A la entrada, uno de los costados de la cancha estaba completamente abandonado, ni un policía a la vista. Ya se empezaba a ver que algo armado había. Muchísimos cacheos, no recuerdo otro ingreso con tantos, unos cuatro¨.
Poncho, como le dicen sus amigos, sostiene que cerca del final del partido, Martín Morel se escapa solo y Carlos Fernando Navarro Montoya le comete penal y lo señala como  el momento en que se desatan los incidentes y relata: ¨ Recuerdo que lo primero a lo que atiné fue a mirar el cordón policial, porque sospechaba, como todos, que algo armado había. No quedaba un solo policía. Ahí es cuando la gente de Chicago ingresa a la cancha. Los muchos que no queríamos entrar en conflicto, intentamos irnos, pero desistimos al saber que nos habían encerrado. Fue una trampa, podrían haber muerto cientos de personas¨ y sigue contando: ¨ Cuando abrieron, inocentemente pensé que se había terminado todo. Ni bien crucé la puerta, unos policías agarraron al pibe que estaba al lado mío y le empezaron a pegar sin razón, de la nada salieron los hidrantes y cientos de policías. Los micros levantaban gente como podían. Balazos de goma para todos, piedrazos, gases, etc. Perdí a mi viejo en la confusión, pero por suerte nos encontramos enseguida. Nosotros, a la fuerza nos pudimos subir a uno de los pocos micros que quedaban¨.
No conocía a Marcelo Cejas en persona, quizás sí de vista en los años de ascenso. Se enteró de su muerte ya en el micro y como un rumor, que luego, por desgracia se confirmó. 
Ismael y Adrian siguen yendo a la cancha a ver sus equipos. Ambos enfrentados en lo futbolístico, pero coinciden sin dudarlo en que lo que vivieron aquella tarde nunca más debería ocurrir y piden por un fútbol en paz y sin violencia.

                                                                                                                               Belén 

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