Ismael García Flores es socio de Tigre. Adrian Nicolás
Ocampo, de Chicago. Ambos estuvieron aquella tarde en el Estadio República de
Mataderos, donde los equipos de sus amores jugaban el partido correspondiente a
la promoción por una plaza en Primera División. Pero aunque uno logró el preciado
ascenso, lo que debió ser una fiesta se transformó en otro hecho más de
violencia en el marco del fútbol.
Los dos hinchas, cada uno desde su perspectiva, hablaron
con El Resultado y contaron cómo vivieron esa final.
Foto: Diagonales
Adrian todavía recuerda ese día como si hubiese sido ayer
y cuenta: ¨Había pedido permiso en el trabajo para poder salir
antes e ir a la cancha. Al llegar al estadio, algo que me llamó la atención
mientras hacia la fila para ingresar a la popular fue la escasa concurrencia de
niños acompañados por sus padres. Miraba a mí alrededor y daba la sensación de
que se respiraba un clima de guerra, la famosa calma que antecede al huracán¨ y
continúa: ¨ Una vez que ingresé al estadio, por cábala, me ubiqué al costado
derecho de la tribuna República de Mataderos. De a poco, la tribuna de Tigre se
iba colmando y el clima del partido comenzaba a ponerse caliente con los
canticos de una hinchada hacia la otra¨. También contó que el comienzo del
encuentro lo vivió con muchos nervios y recordó que sintió como un mazazo el
primer gol que marcó Diego Castaño para la visita y en el complemento el tanto
tempranero de Martín Galmarini terminó de desatar un mar de lágrimas en él. Pese
al descuento de Federico Higuaín minutos más tarde, la historia igualmente
parecía decretada.
Hasta
acá el hincha del Torito hizo un relato del partido y lo que se vivió dentro
del campo de juego pero luego empezó a contar qué pasó del otro lado del
alambrado y dijo: ¨ No entendía por qué, pero de a poco, la gente comenzaba a
guardar todas las banderas, hasta que en un abrir y cerrar de ojos, las
tribunas quedaron completamente sin nada, sólo la gente, algo raro en las canchas
de fútbol de la Argentina. Hasta que en el centro de la tribuna Republica de
Mataderos vi el primer tumulto, una manada de gente comenzó a romper el
alambrado mientras que otros trepaban para ingresar al campo de juego, todo
esto frente a la atónita mirada de los policías. Hasta que en un momento la
situación se desbordó y se hizo incontrolable¨.
Además
relata que dentro de la cancha había gente que golpeaba a algunos policías y todo tipo de desmanes. Cuenta que veía gente corriendo hacia la
tribuna visitante, con el afán de romper el alambrado e ingresar a la tribuna
de Tigre y que otros salían del estadio a buscar a los hincha del club de
Victoria y concluye: ¨ El resto lo vi cuando llegué a mi casa, por televisión.
Un hincha muerto, una guerra en las calles de Mataderos, un micro de Tigre
incendiado, varios autos con los vidrios rotos en las adyacencias del estadio y
una batalla campal en la General Paz¨.
Ismael,
hincha del Matador, también se remonta a esa tarde de junio de 2007 y cuenta
cómo se vivía en la tribuna de enfrente y dice: ¨No se sabía si iba a haber lío.
Pero se sentía. Lo pasamos por alto por la felicidad de poder lograr el ascenso
y porque el equipo ya había demostrado estar a la altura de tal circunstancia.
Era histórico¨ y agrega: ¨ Había más gente de la que debía, no recuerdo si se
vendían 5 mil entradas. Pero había casi el doble de gente. A la entrada, uno de
los costados de la cancha estaba completamente abandonado, ni un policía a la
vista. Ya se empezaba a ver que algo armado había. Muchísimos cacheos, no
recuerdo otro ingreso con tantos, unos cuatro¨.
Poncho,
como le dicen sus amigos, sostiene que cerca del final del partido, Martín Morel se
escapa solo y Carlos Fernando Navarro Montoya le comete penal y lo señala como el momento en que se desatan los incidentes y
relata: ¨ Recuerdo que lo primero a lo que atiné fue a mirar el cordón
policial, porque sospechaba, como todos, que algo armado había. No quedaba un
solo policía. Ahí es cuando la gente de Chicago ingresa a la cancha. Los muchos
que no queríamos entrar en conflicto, intentamos irnos, pero desistimos al
saber que nos habían encerrado. Fue una trampa, podrían haber muerto cientos de
personas¨ y sigue contando: ¨ Cuando abrieron, inocentemente pensé que se había
terminado todo. Ni bien crucé la puerta, unos policías agarraron al pibe que estaba
al lado mío y le empezaron a pegar sin razón, de la nada salieron los hidrantes
y cientos de policías. Los micros levantaban gente como podían. Balazos de goma
para todos, piedrazos, gases, etc. Perdí a mi viejo en la confusión, pero por
suerte nos encontramos enseguida. Nosotros, a la fuerza nos pudimos subir a uno
de los pocos micros que quedaban¨.
No
conocía a Marcelo Cejas en persona, quizás sí de vista en los años de ascenso.
Se enteró de su muerte ya en el micro y como un rumor, que luego, por desgracia
se confirmó.
Ismael y
Adrian siguen yendo a la cancha a ver sus equipos. Ambos enfrentados en lo futbolístico,
pero coinciden sin dudarlo en que lo que vivieron aquella tarde nunca más debería
ocurrir y piden por un fútbol en paz y sin violencia.
Belén
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